Boletín de fecha 4 de septiembre de 2006
Segunda parte: La “Contraofensiva Estratégica” o “Popular.
Finalizada la “Ofensiva Táctica del Mundial” que ya relatamos (ver Bol. 69), Montoneros acometió sin transición la preparación de los trabajos previos a la “Contraofensiva Popular”.
La deserción del numeroso contingente encabezado por Galimberti y Gelman que narramos en el boletín anterior, si bien mermó sensiblemente los medios humanos de Montoneros, no impidió que la Conducción Nacional continuara firme en su decisión de ejecutarla. Consecuente con el plan previsto de atentados contra personalidades del área de Economía del gobierno, se llevaron a cabo tres operaciones resonantes en zonas neurálgicas de Buenos Aires:
1ro. Voladura del chalet del Secretario de Coordinación y Programación Económica del ministro Martínez de Hoz, en Olivos. Ametrallaron a la guardia de la Policía Federal asesinando a los agentes Hugo Cardassi y Julio Moreno y dejaron activada una carga explosiva para demoler la casa. Pero no se quedaron a corroborar si habían alcanzado su objetivo. En camillas pero ilesos, Guillermo Walter Klein, su esposa y cuatro hijos pequeños fueron sacados de entre los escombros a las 10.30 horas del 27 de septiembre de 1979. El conductor de este atentado fue el “oficial mayor” de Montoneros Raúl Clemente Yaguer, cuyo grupo TEI resultó desbaratado días después en un enfrentamiento.
2do. El 7 de noviembre de 1979 se perpetró el segundo atentado, esta vez contra el Secretario de Hacienda, Juan Alemann. En la intersección de las calles Zabala y Vuelta de Obligado, de Capital Federal, el auto que lo conducía tuvo que detenerse de golpe ante la frenada brusca de un taxi que lo precedía, cuyo conductor maniobró de ese modo al distinguir delante un tirador provisto de una ametralladora con trípode en posición de abrir fuego. Esa reacción salvó su vida. Los montoneros, en número de quince, dispararon dos cohetes RPG7 de los cuales sólo uno impactó en la nariz del vehículo oficial y más de cien disparos de FAL que acribillaron el auto del funcionario. Alemann resultó ileso al haberse tirado al piso en forma instantánea.
El chofer del rodado resultó con heridas menores, igual que el agente custodia. El comunicado reivindicando el atentado fue firmado por Yaguer.
3ro. El 13 de noviembre de 1979, cerca de las 10 y 30 horas, el empresario Francisco Soldatti, de 71 años de edad, transitaba en automóvil conducido por su chofer y custodia, cabo de la Policía Federal Ricardo Durán, cuando en la intersección de Arenales con la avenida 9de Julio fue embestido por una camioneta que lo obligó a detenerse. De inmediato bajaron de ella varias personas de ambos sexos y dispararon con un lanzagranadas contra el vehículo que, tras la explosión, se incendió provocando la muerte por abrasamiento a los dos ocupantes. La súbita aparición de un agente policial en un auto civil, y a los pocos instantes un patrullero, complicaron la retirada de los terroristas, que debieron huir en vehículos “expropiados” luego de sufrir tres bajas. Dos por el enfrentamiento a tiros y la tercera como consecuencia del intento de una de las terroristas de colocar una bomba “cazabobos” bajo la camioneta que abandonaban, la que explotó en forma prematura, destrozándola.
El señor Soldatti era un empresario de vasta trayectoria (Droguería Suizo-Argentina, Galileo Química, Lepetit, Nestlé, Astra, Italo de Electricidad) ex miembro del Consejo Empresario Argentino. Uno de sus hijos se desempeñaba como director del Banco Central al momento del atentado.
Comentarios y juicios sobre la “Contraofensiva Estratégica”
Según las fuentes consultadas, las bajas sufridas por la organización Montoneros como consecuencia del lanzamiento de la “contraofensiva estratégica” oscilaron entre 200 y 600 miembros.
En tal sentido, el ex oficial montonero Ernesto Jauretche expresa en su libro “Violencia y política en los 70” lo siguiente: “Como resultado de la contraofensiva caen: un miembro de la Conducción Nacional, Mendizábal; seis consejeros superiores del MPM: Croato, Pìccoli, Maria Antonia Berger, Adriana Lesgart, Guillermo Amarilla y José Dámaso López; miembros de las ramas políticas (Jorge Gullo y Julio Suárez, entre ellos), la rama juvenil (que resultó diezmada) e integrantes del Ejercito Montonero como Daniel Tolchinski y su esposa Ana Weisen. En total se estimaron en un momento (documento de Madrid) más de 200 muertos y desaparecidos.( el resaltado es nuestro).
Por su parte otro ex montonero, Juan Gasparini, relata en su libro ya citado (“Montoneros, final de cuentas”) la siguiente anécdota reveladora de la falta de realidad con que evaluaba sus actos la CN: “Leonardo Franco, un abogado argentino hoy funcionario del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) que se encontraba circunstancialmente de misión en Managua en esos días del triunfo sandinista, contó que Fernando Vaca Narvaja, en uniforme verde oliva recién salido de la tintorería, describía a voz en cuello el punto final de la contraofensiva en la Argentina con el aterrizaje de un charter en Buenos Aires que transportaría al “comandante Firmenich” transfigurado en un nuevo Perón y esperado por las enfervorizadas masas en los baldíos de Ezeiza. El devaneo era ya inenarrable” (pág.188)
Y complementa su juicio crítico sobre esta acción de manera demoledora: “A despecho de las advertencias de Mao Tse-tung, a quien en los papeles indicaban como guía, los Montoneros pasaron impaciente y rápidamente a la contraofensiva. Abrieron fuego graneado, reaparecieron en los titulares, pero les abatieron unos seiscientos cuadros, el último aliento que les quedaba como fuerza organizada. Se golpearon la cabeza contra el muro de la derrota rápida…Perdieron una primera guerra contra Perón en 1973-74 y una segunda contra las fuerzas armadas en 1976-77. La tercera, la “contraofensiva” de 1979-80, fue la vencida.” (págs.182-196). (el resaltado es nuestro)
Desde el año 2005, a raíz de la anulación de las leyes de “Punto Final” y “Obediencia Debida” que motivó nuestro Boletín Especial Nro1 (“Peligroso fallo de la Corte”), los militares que participaron en la detección y aniquilamiento de los terroristas integrantes de la “contraofensiva”, cuyo objetivo era continuar la guerra contra el Estado y sus instituciones, han sido detenidos y sometidos a proceso por una justicia que no les reconoce los beneficios de amnistía ni indultos que, contrariamente, amparan a todos los terroristas.
Nueva fractura de Montoneros en el exterior.
En diciembre de 1979, después del fracaso de la “contraofensiva estratégica”, se produjo la llamada “rebelión de los tenientes” que generó la segunda escisión en la organización terrorista Montoneros.
Un grupo encabezado por el hoy diputado nacional Miguel Bonasso (NG “Cogote”) al que acompañaban Ernesto Jauretche, Jaime Dri , Olimpia Díaz de Dri, Sylvia Bermann, René Chávez, Pablo Ramos, Daniel Vaca Narvaja, Susana Sanz de Llorente, Julio Rodríguez Anido, Pedro Orgambide, Gerardo Bavio y Eduardo Astiz, elevó a la CN un documento interno criticando las prácticas elitistas y militaristas de la cúpula que comprometían el futuro de la organización. Los tenientes hicieron hincapié en el infortunio de la primera tanda de la “contraofensiva estratégica”(a la que habían apoyado firmemente) con el fin de bloquear a la segunda -prevista para 1980- y corregir la política de la organización.
La presentación cumplió todos los requisitos reglamentarios y firmó con la CN un documento de no agresión mutua, permitiendo esta última que el “M 17” ( Montoneros 17 de Octubre), tal la denominación que adoptaban se quedara con cierto dinero que manejaba Pablo Ramos.
En abril de 1979 se materializó la fractura. El grupo inicial, incrementado con varios dirigentes que se plegaron al planteo, convocó a conferencia de prensa en México DF para informar que, por diferencias insalvables con la CN, se separaban con el objeto de constituir la agrupación “Montoneros 17 de Octubre”, entidad que tuvo escasa actividad y efímera existencia.
Esta apertura de un grupo dirigente de Montoneros derivó principalmente de manifiestas incompatibilidades personales con las cabezas de la organización, sin embargo los renunciantes mantenían una concepción ideológica (socialismo) y metodológica (lucha armada) que en nada se apartaba de los fines primigenios de la organización subversiva terrorista.
En cuanto a la segunda tanda de la “contraofensiva”, dejamos nuevamente a Gasparini expresar su opinión sobre los efectos alcanzados: “Como se ve, Lucio (1) manifestaba sus dudas al terminar la primera oleada del sangriento retorno de 1979. Seguramente no pudo realizar la discusión que deseaba- o su opinión no fue tenida en cuenta- puesto que la segunda se realizó en 1980, calcada de la anterior y hasta completar el 90% de las bajas que Montoneros reconocería más tarde al hablar de un accionar que, sin embargo, siguieron afirmando como correcto”.(idem, Pag. 191).
(1) Lucio: anónimo “teniente primero montonero” y miembro de las TEI que en su informe al “comandante” Perdía confesaba que en la primera oleada “se habían salvado de pura suerte” y que era necesario “discutir juntos para llegar a una correcta síntesis del problema”.
Segunda parte: La “Contraofensiva Estratégica” o “Popular.
Finalizada la “Ofensiva Táctica del Mundial” que ya relatamos (ver Bol. 69), Montoneros acometió sin transición la preparación de los trabajos previos a la “Contraofensiva Popular”.
La deserción del numeroso contingente encabezado por Galimberti y Gelman que narramos en el boletín anterior, si bien mermó sensiblemente los medios humanos de Montoneros, no impidió que la Conducción Nacional continuara firme en su decisión de ejecutarla. Consecuente con el plan previsto de atentados contra personalidades del área de Economía del gobierno, se llevaron a cabo tres operaciones resonantes en zonas neurálgicas de Buenos Aires:
1ro. Voladura del chalet del Secretario de Coordinación y Programación Económica del ministro Martínez de Hoz, en Olivos. Ametrallaron a la guardia de la Policía Federal asesinando a los agentes Hugo Cardassi y Julio Moreno y dejaron activada una carga explosiva para demoler la casa. Pero no se quedaron a corroborar si habían alcanzado su objetivo. En camillas pero ilesos, Guillermo Walter Klein, su esposa y cuatro hijos pequeños fueron sacados de entre los escombros a las 10.30 horas del 27 de septiembre de 1979. El conductor de este atentado fue el “oficial mayor” de Montoneros Raúl Clemente Yaguer, cuyo grupo TEI resultó desbaratado días después en un enfrentamiento.
2do. El 7 de noviembre de 1979 se perpetró el segundo atentado, esta vez contra el Secretario de Hacienda, Juan Alemann. En la intersección de las calles Zabala y Vuelta de Obligado, de Capital Federal, el auto que lo conducía tuvo que detenerse de golpe ante la frenada brusca de un taxi que lo precedía, cuyo conductor maniobró de ese modo al distinguir delante un tirador provisto de una ametralladora con trípode en posición de abrir fuego. Esa reacción salvó su vida. Los montoneros, en número de quince, dispararon dos cohetes RPG7 de los cuales sólo uno impactó en la nariz del vehículo oficial y más de cien disparos de FAL que acribillaron el auto del funcionario. Alemann resultó ileso al haberse tirado al piso en forma instantánea.
El chofer del rodado resultó con heridas menores, igual que el agente custodia. El comunicado reivindicando el atentado fue firmado por Yaguer.
3ro. El 13 de noviembre de 1979, cerca de las 10 y 30 horas, el empresario Francisco Soldatti, de 71 años de edad, transitaba en automóvil conducido por su chofer y custodia, cabo de la Policía Federal Ricardo Durán, cuando en la intersección de Arenales con la avenida 9de Julio fue embestido por una camioneta que lo obligó a detenerse. De inmediato bajaron de ella varias personas de ambos sexos y dispararon con un lanzagranadas contra el vehículo que, tras la explosión, se incendió provocando la muerte por abrasamiento a los dos ocupantes. La súbita aparición de un agente policial en un auto civil, y a los pocos instantes un patrullero, complicaron la retirada de los terroristas, que debieron huir en vehículos “expropiados” luego de sufrir tres bajas. Dos por el enfrentamiento a tiros y la tercera como consecuencia del intento de una de las terroristas de colocar una bomba “cazabobos” bajo la camioneta que abandonaban, la que explotó en forma prematura, destrozándola.
El señor Soldatti era un empresario de vasta trayectoria (Droguería Suizo-Argentina, Galileo Química, Lepetit, Nestlé, Astra, Italo de Electricidad) ex miembro del Consejo Empresario Argentino. Uno de sus hijos se desempeñaba como director del Banco Central al momento del atentado.
Comentarios y juicios sobre la “Contraofensiva Estratégica”
Según las fuentes consultadas, las bajas sufridas por la organización Montoneros como consecuencia del lanzamiento de la “contraofensiva estratégica” oscilaron entre 200 y 600 miembros.
En tal sentido, el ex oficial montonero Ernesto Jauretche expresa en su libro “Violencia y política en los 70” lo siguiente: “Como resultado de la contraofensiva caen: un miembro de la Conducción Nacional, Mendizábal; seis consejeros superiores del MPM: Croato, Pìccoli, Maria Antonia Berger, Adriana Lesgart, Guillermo Amarilla y José Dámaso López; miembros de las ramas políticas (Jorge Gullo y Julio Suárez, entre ellos), la rama juvenil (que resultó diezmada) e integrantes del Ejercito Montonero como Daniel Tolchinski y su esposa Ana Weisen. En total se estimaron en un momento (documento de Madrid) más de 200 muertos y desaparecidos.( el resaltado es nuestro).
Por su parte otro ex montonero, Juan Gasparini, relata en su libro ya citado (“Montoneros, final de cuentas”) la siguiente anécdota reveladora de la falta de realidad con que evaluaba sus actos la CN: “Leonardo Franco, un abogado argentino hoy funcionario del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) que se encontraba circunstancialmente de misión en Managua en esos días del triunfo sandinista, contó que Fernando Vaca Narvaja, en uniforme verde oliva recién salido de la tintorería, describía a voz en cuello el punto final de la contraofensiva en la Argentina con el aterrizaje de un charter en Buenos Aires que transportaría al “comandante Firmenich” transfigurado en un nuevo Perón y esperado por las enfervorizadas masas en los baldíos de Ezeiza. El devaneo era ya inenarrable” (pág.188)
Y complementa su juicio crítico sobre esta acción de manera demoledora: “A despecho de las advertencias de Mao Tse-tung, a quien en los papeles indicaban como guía, los Montoneros pasaron impaciente y rápidamente a la contraofensiva. Abrieron fuego graneado, reaparecieron en los titulares, pero les abatieron unos seiscientos cuadros, el último aliento que les quedaba como fuerza organizada. Se golpearon la cabeza contra el muro de la derrota rápida…Perdieron una primera guerra contra Perón en 1973-74 y una segunda contra las fuerzas armadas en 1976-77. La tercera, la “contraofensiva” de 1979-80, fue la vencida.” (págs.182-196). (el resaltado es nuestro)
Desde el año 2005, a raíz de la anulación de las leyes de “Punto Final” y “Obediencia Debida” que motivó nuestro Boletín Especial Nro1 (“Peligroso fallo de la Corte”), los militares que participaron en la detección y aniquilamiento de los terroristas integrantes de la “contraofensiva”, cuyo objetivo era continuar la guerra contra el Estado y sus instituciones, han sido detenidos y sometidos a proceso por una justicia que no les reconoce los beneficios de amnistía ni indultos que, contrariamente, amparan a todos los terroristas.
Nueva fractura de Montoneros en el exterior.
En diciembre de 1979, después del fracaso de la “contraofensiva estratégica”, se produjo la llamada “rebelión de los tenientes” que generó la segunda escisión en la organización terrorista Montoneros.
Un grupo encabezado por el hoy diputado nacional Miguel Bonasso (NG “Cogote”) al que acompañaban Ernesto Jauretche, Jaime Dri , Olimpia Díaz de Dri, Sylvia Bermann, René Chávez, Pablo Ramos, Daniel Vaca Narvaja, Susana Sanz de Llorente, Julio Rodríguez Anido, Pedro Orgambide, Gerardo Bavio y Eduardo Astiz, elevó a la CN un documento interno criticando las prácticas elitistas y militaristas de la cúpula que comprometían el futuro de la organización. Los tenientes hicieron hincapié en el infortunio de la primera tanda de la “contraofensiva estratégica”(a la que habían apoyado firmemente) con el fin de bloquear a la segunda -prevista para 1980- y corregir la política de la organización.
La presentación cumplió todos los requisitos reglamentarios y firmó con la CN un documento de no agresión mutua, permitiendo esta última que el “M 17” ( Montoneros 17 de Octubre), tal la denominación que adoptaban se quedara con cierto dinero que manejaba Pablo Ramos.
En abril de 1979 se materializó la fractura. El grupo inicial, incrementado con varios dirigentes que se plegaron al planteo, convocó a conferencia de prensa en México DF para informar que, por diferencias insalvables con la CN, se separaban con el objeto de constituir la agrupación “Montoneros 17 de Octubre”, entidad que tuvo escasa actividad y efímera existencia.
Esta apertura de un grupo dirigente de Montoneros derivó principalmente de manifiestas incompatibilidades personales con las cabezas de la organización, sin embargo los renunciantes mantenían una concepción ideológica (socialismo) y metodológica (lucha armada) que en nada se apartaba de los fines primigenios de la organización subversiva terrorista.
En cuanto a la segunda tanda de la “contraofensiva”, dejamos nuevamente a Gasparini expresar su opinión sobre los efectos alcanzados: “Como se ve, Lucio (1) manifestaba sus dudas al terminar la primera oleada del sangriento retorno de 1979. Seguramente no pudo realizar la discusión que deseaba- o su opinión no fue tenida en cuenta- puesto que la segunda se realizó en 1980, calcada de la anterior y hasta completar el 90% de las bajas que Montoneros reconocería más tarde al hablar de un accionar que, sin embargo, siguieron afirmando como correcto”.(idem, Pag. 191).
(1) Lucio: anónimo “teniente primero montonero” y miembro de las TEI que en su informe al “comandante” Perdía confesaba que en la primera oleada “se habían salvado de pura suerte” y que era necesario “discutir juntos para llegar a una correcta síntesis del problema”.
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