Boletín de fecha 29 de agosto de 2006
Primera parte: huída de la Conducción Nacional.
En agosto de 1976 la Columna Norte de Montoneros estaba a punto de ser aniquilada y carecía de recursos para resistir. Rodolfo Galimberti, para ese entonces Secretario Militar de esa Columna, era sin duda un personaje carismático que ejercía su liderazgo personal dentro de la organización subversiva terrorista. En tal sentido capitalizaba y representaba el malestar y cuestionamientos de sus cuadros subordinados contra los miembros de la Conducción Nacional (CN), a los que acusaban de concepciones alejadas de la realidad y de falta de apoyo logístico y financiero a sus militantes (casas, armas, dinero, documentos) ante la persecución de que eran objeto. Poco antes, la misma Conducción Nacional había expresado en forma categórica que “debían buscar apoyo en el seno del pueblo, ya que era el pueblo quien debía sostener a la organización y no al revés”(Larraquy y Caballero: “Galimberti, de Perón a Susana…”pag. 276).
Sintiéndose apresado en un doble cerco: la represión legal por un lado y la CN que los privaba de recursos por otro, el grupo de Galimberti confabulaba buscando salidas para el dilema que enfrentaba… “ que iban desde formalizar una renuncia documentada a la OPM y replegarse dentro o fuera del país, hasta dar un golpe interno para asumir la conducción de Montoneros, golpe que incluía el asesinato de Firmenich y restantes componentes de la CN” (ídem, pag.281).
En septiembre de ese año la CN decidió aplazar sin fecha el Congreso Montonero convocado para ratificar o no la legitimidad de sus cargos, con clara intención de neutralizar los reclamos de Galimberti y las deliberaciones internas existentes. A fines de octubre Montoneros sufrió la detención de un centenar de militantes en sólo dos días. Ante la contundencia de ese golpe la Conducción optó por una “retirada estratégica” para preservar la cúpula de la organización. El primero en escapar fue Firmenich (noviembre de 1976) y desde ese momento un nutrido contingente de la organización partió hacia Brasil, como primera escala de la fuga..
La Campaña de Ofensiva Táctica del Mundial de fútbol.
Después de haber reunido un “Plenario de la cúpula de montoneros” en la ciudad de Roma para hacer el lanzamiento del Movimiento Peronista Montonero (MPM) el 20 de abril de 1977,( ver Boletín Nro 59) la CN se trasladó a México DF junto a una abigarrada colonia montonera ( donde aún se encuentran muchos de los “desaparecidos” denunciados en nuestro país) y emitió directivas para la reorganización de sus cuadros en el exterior y el adiestramiento militar de sus miembros, el que se llevó a cabo en el mismo Distrito Federal, en varios países europeos y en el Líbano. En ese mismo mes, Firmenich, fue entrevistado por el escritor y periodista Gabriel García Márquez, entrevista que fue muy difundida ( Ver Boletín Nro 59).
Para mayo de 1978 el Consejo Superior del MPM ya estaba en plena campaña internacional de denuncias contra el gobierno militar argentino y apuntaba su propaganda sobre el numeroso contingente de periodistas que cubrirían el Campeonato Mundial de Fútbol en nuestro país. Simultáneamente Horacio Mendizábal, jefe del Ejército Montonero de reciente regreso al país, ponía en ejecución la “Campaña de Ofensiva Táctica”, destinada a demostrar la vigencia de Montoneros mediante la concreción de operaciones armadas urbanas.
Entre los días 9 y 25 de junio ejecutaron quince de estas operaciones- casi una diaria – empleando en casi en todas ellas las bazukas rusas RPG7 de consabida espectacularidad.
Así atacaron, entre otros objetivos, la Casa Rosada, el edificio Libertador, la Escuela de Guerra Naval, la Escuela Superior de Guerra, el palco del Monumento a la Bandera (Rosario), la Escuela de Oficiales de la Policía Federal, el Batallón de Inteligencia del Ejército, la comisaría 44 y los domicilios particulares del Secretario de Hacienda, Juan Alemann, del coronel Pandolfi y del general Bignone.
Sobre el resultado y efectos de esta campaña el montonero Juan Gasparini expuso su opinión en el libro de su autoría “Montoneros: Final de Cuentas” que reza así: …”Desinsertos, la relación de fuerzas ya les era abismalmente desfavorable y los grupos desperdigados de militantes resultaban insignificantes. Los “fierros”, al menos, los situaron en los títulos de los medios de comunicación. En apariencia existían. Orlado de cinismo, Firmenich decía que le había ganado el Mundial a Videla y que la dictadura no podía prolongarse más allá de 1980…” (París, 17 de julio 1978, entrevista con Le Nouvel Observateur).
La retirada al exterior de los componentes de la Conducción Nacional, en plena guerra contra el Estado y sus instituciones, causó desconcierto y desconfianza en las huestes montoneras. Más aún al saberse que gran parte de los millones de dólares obtenidos por el secuestro de los hermanos Born se hallaba a buen recaudo en Cuba (Operación “Lima” realizada por Horacio Verbitsky - Ver Boletín Nro 26), mientras los combatientes locales padecían falta de medios imprescindibles como consecuencia de la mística y alienada concepción revolucionaria de sus dirigentes. Estos factores de descontento y resentimiento abonaron las fracturas de la organización política- militar terrorista que sucedieron posteriormente.
Reunión en Cuba y nueva campaña militar.
En octubre de 1978 Montoneros convocó a una reunión amplia en La Habana. Entre sus conclusiones más relevantes se consideró que ya estaban dadas las condiciones para regresar a la Argentina y dar el combate con las armas para “terminar de derrotar a la dictadura”. Esta definición se basaba en varios análisis formulados por miembros de la organización que carecían de objetividad y según los cuales el gobierno de facto estaba en plena crisis como producto del rechazo social y cuestionamiento sindical a su política económica, existiendo la posibilidad de enfrentamientos de sectores sociales con el gobierno.
Pensaban que la organización debía colocarse a la vanguardia de este descontento mediante operaciones militares sobre figuras clave del poder económico. Para ello recorrieron las colonias de montoneros en México y Europa e hicieron contacto con sus residentes en Argentina, con el objeto de reclutar personal idóneo para la acción que pensaban desplegar en el país, a la que pomposamente bautizaron “Campaña de Contraofensiva Estratégica Comandante Carlos Hobert” y también “Contraofensiva Popular”
La convocatoria que se hacía a los montoneros era de carácter voluntario para los grados de Oficial e inferiores, pero obligatoria para las jerarquías superiores seleccionadas por la CN. Los militantes que decidían incorporarse a la campaña fueron organizados en tres componentes diferenciados según la finalidad buscada, a saber:
1) Tropas Especiales de Infantería (TEI), entrenadas en el Líbano, armadas con gran despliegue de medios y preparadas para cometer asesinatos de personalidades especialmente seleccionadas.
2) Tropas Especiales de Agitación (TEA), instruidas en España, destinadas a operar en zonas de alta densidad demográfica, en particular fabril, con intención de explotar situaciones sociales conflictivas.
3) Elementos del Movimiento Peronista Montonero (MPM), orientados a conformar un frente cívico de oposición al gobierno de facto, mediante contactos con dirigentes políticos y sindicales y con familiares de detenidos y desaparecidos y otras organizaciones de DDHH.
La primera fractura.
En enero de 1979, durante otro Plenario, esta vez convocado en el norte de Italia, se aprobó oficialmente el lanzamiento de la contraofensiva. Aunque varios concurrentes disentían con la estrategia decidida por la Conducción, no lo hicieron público por temor a las represalias que podrían sufrir. Entre ellos Galimberti, seleccionado para esa misión, que hacía tiempo venía trabajando sobre sus subordinados, sobre numerosos descontentos y sobre los integrantes de la contraofensiva para disuadirlos de regresar al país, en la convicción de que serían localizados y eliminados.
Al mes siguiente Galimberti se separó de la organización sin aviso previo, robándose armas y dinero de la organización. El 22 de febrero difundió un documento firmado por él y Juan Gelman (1) fundamentando su ruptura en la concepción elitista y militarista de la CN, así como el error de la contraofensiva armada, por considerarla improcedente para la etapa de lucha revolucionaria que se vivía.
Simultáneamente los firmantes anunciaron la constitución de la Mesa Promotora del “Peronismo Montonero Auténtico”, nombre que adoptó el numeroso contingente que a partir de ese momento se escindió de la rama original y que conformaban, entre otros: Julieta Bullrich ( mujer de Galimberti) y Patricia Bullrich, Pablo Fernández Long, Arnaldo Lizaso, Silvia Di Fio, Alfredo E. Posadas, Victoria Vaccaro, Marcos Lole, Claudia Peiro, Claudia Geneud, Alberto Gualdoni, Augusto Pérez Lindo, Héctor Mauriño, Carolina Serrano, Raúl Magario, Andrés Imperioso y Carlos Moreno.
El Consejo Superior del MPM realizó un “juicio revolucionario” a Galimberti y Gelman por “deserción y deslealtad” que concluyó con el dictado de la consecuente pena máxima (muerte) para ambos ex dirigentes. Esta condena extrema nunca llegó a ejecutarse.
( 1 ) Juan Gelman: periodista y escritor de gran actividad en medios gráficos de la época (revista “ Panorama” y el diario montonero “ Noticias”, entre varios). Integró la organización Montoneros con el grado de “oficial”( Ver formación y práctica militar en el Boletín Nro 35) .Formó parte del Consejo Superior del Movimiento Peronista Montonero como Secretario de Prensa y Difusión. Acompañò a Mendizábal en la “ofensiva táctica del mundial” realizando interferencias televisivas con propaganda subversiva y una conferencia de prensa en la que denunciaba la represión oficial sobre su organización.(terrorista)
Por su prestigio como poeta pudo establecer importantes vínculos con dirigentes del socialismo europeo (Willy Brandt, Alemania; Olaf Palme, Suecia; Francois Mitterrand y Lionel Jospin, Francia) que apoyaron la campaña de denuncias lanzada por la organización revolucionaria terrorista. Fue beneficiado por los indultos del presidente Menem.
Ha realizado insistentes trámites ante las más altas autoridades de Uruguay para obtener datos sobre su hijo y nuera , cuadros combatientes de Montoneros y desaparecidos en aquel país.
En el año 2005 recibió el premio “Doña Sofía, reina de España, a la poesía iberoamericana” y fue ovacionado por la concurrencia cuando se hizo mención a “su constante lucha por los derechos humanos”(sic).
Primera parte: huída de la Conducción Nacional.
En agosto de 1976 la Columna Norte de Montoneros estaba a punto de ser aniquilada y carecía de recursos para resistir. Rodolfo Galimberti, para ese entonces Secretario Militar de esa Columna, era sin duda un personaje carismático que ejercía su liderazgo personal dentro de la organización subversiva terrorista. En tal sentido capitalizaba y representaba el malestar y cuestionamientos de sus cuadros subordinados contra los miembros de la Conducción Nacional (CN), a los que acusaban de concepciones alejadas de la realidad y de falta de apoyo logístico y financiero a sus militantes (casas, armas, dinero, documentos) ante la persecución de que eran objeto. Poco antes, la misma Conducción Nacional había expresado en forma categórica que “debían buscar apoyo en el seno del pueblo, ya que era el pueblo quien debía sostener a la organización y no al revés”(Larraquy y Caballero: “Galimberti, de Perón a Susana…”pag. 276).
Sintiéndose apresado en un doble cerco: la represión legal por un lado y la CN que los privaba de recursos por otro, el grupo de Galimberti confabulaba buscando salidas para el dilema que enfrentaba… “ que iban desde formalizar una renuncia documentada a la OPM y replegarse dentro o fuera del país, hasta dar un golpe interno para asumir la conducción de Montoneros, golpe que incluía el asesinato de Firmenich y restantes componentes de la CN” (ídem, pag.281).
En septiembre de ese año la CN decidió aplazar sin fecha el Congreso Montonero convocado para ratificar o no la legitimidad de sus cargos, con clara intención de neutralizar los reclamos de Galimberti y las deliberaciones internas existentes. A fines de octubre Montoneros sufrió la detención de un centenar de militantes en sólo dos días. Ante la contundencia de ese golpe la Conducción optó por una “retirada estratégica” para preservar la cúpula de la organización. El primero en escapar fue Firmenich (noviembre de 1976) y desde ese momento un nutrido contingente de la organización partió hacia Brasil, como primera escala de la fuga..
La Campaña de Ofensiva Táctica del Mundial de fútbol.
Después de haber reunido un “Plenario de la cúpula de montoneros” en la ciudad de Roma para hacer el lanzamiento del Movimiento Peronista Montonero (MPM) el 20 de abril de 1977,( ver Boletín Nro 59) la CN se trasladó a México DF junto a una abigarrada colonia montonera ( donde aún se encuentran muchos de los “desaparecidos” denunciados en nuestro país) y emitió directivas para la reorganización de sus cuadros en el exterior y el adiestramiento militar de sus miembros, el que se llevó a cabo en el mismo Distrito Federal, en varios países europeos y en el Líbano. En ese mismo mes, Firmenich, fue entrevistado por el escritor y periodista Gabriel García Márquez, entrevista que fue muy difundida ( Ver Boletín Nro 59).
Para mayo de 1978 el Consejo Superior del MPM ya estaba en plena campaña internacional de denuncias contra el gobierno militar argentino y apuntaba su propaganda sobre el numeroso contingente de periodistas que cubrirían el Campeonato Mundial de Fútbol en nuestro país. Simultáneamente Horacio Mendizábal, jefe del Ejército Montonero de reciente regreso al país, ponía en ejecución la “Campaña de Ofensiva Táctica”, destinada a demostrar la vigencia de Montoneros mediante la concreción de operaciones armadas urbanas.
Entre los días 9 y 25 de junio ejecutaron quince de estas operaciones- casi una diaria – empleando en casi en todas ellas las bazukas rusas RPG7 de consabida espectacularidad.
Así atacaron, entre otros objetivos, la Casa Rosada, el edificio Libertador, la Escuela de Guerra Naval, la Escuela Superior de Guerra, el palco del Monumento a la Bandera (Rosario), la Escuela de Oficiales de la Policía Federal, el Batallón de Inteligencia del Ejército, la comisaría 44 y los domicilios particulares del Secretario de Hacienda, Juan Alemann, del coronel Pandolfi y del general Bignone.
Sobre el resultado y efectos de esta campaña el montonero Juan Gasparini expuso su opinión en el libro de su autoría “Montoneros: Final de Cuentas” que reza así: …”Desinsertos, la relación de fuerzas ya les era abismalmente desfavorable y los grupos desperdigados de militantes resultaban insignificantes. Los “fierros”, al menos, los situaron en los títulos de los medios de comunicación. En apariencia existían. Orlado de cinismo, Firmenich decía que le había ganado el Mundial a Videla y que la dictadura no podía prolongarse más allá de 1980…” (París, 17 de julio 1978, entrevista con Le Nouvel Observateur).
La retirada al exterior de los componentes de la Conducción Nacional, en plena guerra contra el Estado y sus instituciones, causó desconcierto y desconfianza en las huestes montoneras. Más aún al saberse que gran parte de los millones de dólares obtenidos por el secuestro de los hermanos Born se hallaba a buen recaudo en Cuba (Operación “Lima” realizada por Horacio Verbitsky - Ver Boletín Nro 26), mientras los combatientes locales padecían falta de medios imprescindibles como consecuencia de la mística y alienada concepción revolucionaria de sus dirigentes. Estos factores de descontento y resentimiento abonaron las fracturas de la organización política- militar terrorista que sucedieron posteriormente.
Reunión en Cuba y nueva campaña militar.
En octubre de 1978 Montoneros convocó a una reunión amplia en La Habana. Entre sus conclusiones más relevantes se consideró que ya estaban dadas las condiciones para regresar a la Argentina y dar el combate con las armas para “terminar de derrotar a la dictadura”. Esta definición se basaba en varios análisis formulados por miembros de la organización que carecían de objetividad y según los cuales el gobierno de facto estaba en plena crisis como producto del rechazo social y cuestionamiento sindical a su política económica, existiendo la posibilidad de enfrentamientos de sectores sociales con el gobierno.
Pensaban que la organización debía colocarse a la vanguardia de este descontento mediante operaciones militares sobre figuras clave del poder económico. Para ello recorrieron las colonias de montoneros en México y Europa e hicieron contacto con sus residentes en Argentina, con el objeto de reclutar personal idóneo para la acción que pensaban desplegar en el país, a la que pomposamente bautizaron “Campaña de Contraofensiva Estratégica Comandante Carlos Hobert” y también “Contraofensiva Popular”
La convocatoria que se hacía a los montoneros era de carácter voluntario para los grados de Oficial e inferiores, pero obligatoria para las jerarquías superiores seleccionadas por la CN. Los militantes que decidían incorporarse a la campaña fueron organizados en tres componentes diferenciados según la finalidad buscada, a saber:
1) Tropas Especiales de Infantería (TEI), entrenadas en el Líbano, armadas con gran despliegue de medios y preparadas para cometer asesinatos de personalidades especialmente seleccionadas.
2) Tropas Especiales de Agitación (TEA), instruidas en España, destinadas a operar en zonas de alta densidad demográfica, en particular fabril, con intención de explotar situaciones sociales conflictivas.
3) Elementos del Movimiento Peronista Montonero (MPM), orientados a conformar un frente cívico de oposición al gobierno de facto, mediante contactos con dirigentes políticos y sindicales y con familiares de detenidos y desaparecidos y otras organizaciones de DDHH.
La primera fractura.
En enero de 1979, durante otro Plenario, esta vez convocado en el norte de Italia, se aprobó oficialmente el lanzamiento de la contraofensiva. Aunque varios concurrentes disentían con la estrategia decidida por la Conducción, no lo hicieron público por temor a las represalias que podrían sufrir. Entre ellos Galimberti, seleccionado para esa misión, que hacía tiempo venía trabajando sobre sus subordinados, sobre numerosos descontentos y sobre los integrantes de la contraofensiva para disuadirlos de regresar al país, en la convicción de que serían localizados y eliminados.
Al mes siguiente Galimberti se separó de la organización sin aviso previo, robándose armas y dinero de la organización. El 22 de febrero difundió un documento firmado por él y Juan Gelman (1) fundamentando su ruptura en la concepción elitista y militarista de la CN, así como el error de la contraofensiva armada, por considerarla improcedente para la etapa de lucha revolucionaria que se vivía.
Simultáneamente los firmantes anunciaron la constitución de la Mesa Promotora del “Peronismo Montonero Auténtico”, nombre que adoptó el numeroso contingente que a partir de ese momento se escindió de la rama original y que conformaban, entre otros: Julieta Bullrich ( mujer de Galimberti) y Patricia Bullrich, Pablo Fernández Long, Arnaldo Lizaso, Silvia Di Fio, Alfredo E. Posadas, Victoria Vaccaro, Marcos Lole, Claudia Peiro, Claudia Geneud, Alberto Gualdoni, Augusto Pérez Lindo, Héctor Mauriño, Carolina Serrano, Raúl Magario, Andrés Imperioso y Carlos Moreno.
El Consejo Superior del MPM realizó un “juicio revolucionario” a Galimberti y Gelman por “deserción y deslealtad” que concluyó con el dictado de la consecuente pena máxima (muerte) para ambos ex dirigentes. Esta condena extrema nunca llegó a ejecutarse.
( 1 ) Juan Gelman: periodista y escritor de gran actividad en medios gráficos de la época (revista “ Panorama” y el diario montonero “ Noticias”, entre varios). Integró la organización Montoneros con el grado de “oficial”( Ver formación y práctica militar en el Boletín Nro 35) .Formó parte del Consejo Superior del Movimiento Peronista Montonero como Secretario de Prensa y Difusión. Acompañò a Mendizábal en la “ofensiva táctica del mundial” realizando interferencias televisivas con propaganda subversiva y una conferencia de prensa en la que denunciaba la represión oficial sobre su organización.(terrorista)
Por su prestigio como poeta pudo establecer importantes vínculos con dirigentes del socialismo europeo (Willy Brandt, Alemania; Olaf Palme, Suecia; Francois Mitterrand y Lionel Jospin, Francia) que apoyaron la campaña de denuncias lanzada por la organización revolucionaria terrorista. Fue beneficiado por los indultos del presidente Menem.
Ha realizado insistentes trámites ante las más altas autoridades de Uruguay para obtener datos sobre su hijo y nuera , cuadros combatientes de Montoneros y desaparecidos en aquel país.
En el año 2005 recibió el premio “Doña Sofía, reina de España, a la poesía iberoamericana” y fue ovacionado por la concurrencia cuando se hizo mención a “su constante lucha por los derechos humanos”(sic).
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