sábado, 12 de abril de 2008

B019- Elecciones de 1973 - Masacre de Ezeiza

Boletín de fecha 16 de mayo de 2005

Elecciones de 1973 - Masacre de Ezeiza


“Cámpora al gobierno, Perón al poder”, fue la consigna electoral que reflejaba fielmente el propósito de quienes, enrolados en las organizaciones subversivas compuestas mayoritariamente por sectores de la izquierda y ultraizquierda infiltrados en el movimiento peronista (FAR; FAP y MONTONEROS ), habían impulsado la fórmula Cámpora-Solano Lima, como medio para acceder al poder y constituir desde él, la “patria socialista”, disputando - por entonces solapadamente - la conducción del movimiento a su líder y a los sectores históricos del peronismo. El FREJULI (Frente Justicialista de Liberación) – así denominada la coalición electoral - ganó con el 49% de los votos.

Los festejos de aquella jornada, desatados desde el cierre del comicio, mostraron claramente la interpretación que las organizaciones guerrilleras daban al resultado electoral: “el triunfo de una etapa transitoria de la lucha armada” que debía profundizarse y consolidarse con la ocupación total del poder mediante el empleo de la fuerza en apoyo de la política de masas.

Antes de la asunción presidencial, Rodolfo Galimberti (oficial montonero) que se desempeñaba en la estructura del Partido Justicialista como responsable del sector juvenil (JP) hizo pública la intención de crear milicias populares . De inmediato Perón ordenó su destitución.

A lo largo y ancho del país, contra lo esperado por las mayorías, y lejos de cambiar su modo de acción armado luego del triunfo electoral que definiría, según la izquierda, la derrota de “la dictadura” , las organizaciones guerrilleras continuaron con sus secuestros, asaltos, asesinatos y demás actos de propaganda armada.

Para los olvidadizos y para los que no vivieron los eventos, en los días previos a la asunción, los titulares de los diarios de época que se transcriben a continuación nos recuerdan la situación:
“Se produjeron graves atentados en Rosario. Uno de ellos en la casa del Diputado electo por el FREJULI Dr Rubén Ricardo Contesti, ejecutado por Montoneros, que costó la vida de la madre del político”; “En la jornada se desactivaron otras tres bombas antes de explotar en casa de otros tantos políticos, como también en el Palacio de Tribunales”; “Ocuparon terroristas una planta de ENTEL”; “Policía herido desde un rodado”; “Atentaron en Mar del Plata contra un local policial”; “Fue sepultado en Merlo el Policía muerto por terroristas”; “Acción terrorista frente a la planta FORD en Pacheco”; “Fue muerto a tiros en La Plata el Secretario General del SMATA. El Ingeniero Dirk Henry Kloostermann, fue asesinado el 22 de mayo de 1973, al salir de su casa, por miembros de las FAP (Fuerzas Armadas Peronistas)”; “Asaltó oficinas de la Universidad un Grupo subversivo en Rosario”; “Sigue grave el gerente de Ford atacado anoche”……

No obstante lo relatado, para la mayoría de la población la desazón y porqué no el miedo a lo peor, llegaría a partir de unos pocos días más, durante un corto periodo constitucional (sólo 49 días), más sangriento, virulento y caótico que el anterior, el que sería iniciado por el Dr Cámpora al asumir el gobierno, el 25 de mayo de 1973.

Aquel día patrio llegaron al poder, conspicuos líderes del movimiento montonero e ideólogos marxistas de distintas filiaciones. En el Ministerio del Interior, el joven abogado Esteban Righi – hoy Procurador General de la Nación, después de muchos años de figurar como “desaparecido” en el libro “Nunca más”– que antes de su asunción había ordenado la destrucción de importante documentación desfavorable a la guerrilla guardada en la Policía Federal, sería cabeza de uno de los actos más contradictorios del día, contra la Justicia Federal: Durante la madrugada del 26 mientras el Congreso trataba una “Ley de Amnistía” y la derogación de toda la legislación represiva se produjo la liberación ilegal de todos los terroristas con condena firme de aquel fuero, incluyendo un narcotraficante, presos en la cárcel de Villa Devoto, previo asalto y ocupación del penal, con tiroteos, muertos y heridos, por parte de grupos armados dirigidos por el Secretario General del Partido Justicialista, Juan Manuel Abal Medina, hermano de uno de los asesinos del General Aramburu. Simultáneamente también liberaban a los detenidos procesados y los que tenían sentencia firme, del resto de las cárceles.

En ocho provincias asumieron otros tantos líderes montoneros , entre ellos Obregón Cano, en Córdoba; Martínez Baca en Mendoza; Bidegain en Buenos Aires y Cepernic en Santa Cruz. La Universidad quedó a cargo del encumbrado dirigente comunista Rodolfo Puiggrós, que despidió a todos los profesores de ideologías diferentes a la suya, sumiéndola en un estado anárquico sin precedentes.

Los dirigentes Montoneros estaban exultantes. El período que vivían, según Roberto Perdía (segundo en jerarquía de Montoneros) era “el de mayor gloria montonera, que impactó a propios y extraños.” Era... “el caso inédito de una organización guerrillera que exhibía en los hechos tamaña fuerza y poder de convocatoria,...” llegando con sus aliados y militantes, al Poder.
Aquel 25 de Mayo, la República era anfitriona de los líderes izquierdistas continentales de aquel entonces: Dorticós, Presidente de Cuba; Allende, de Chile y otros, que junto con los líderes de las siete Regionales montoneras, flanquearon al nuevo Presidente durante su asunción en la Casa Rosada.

La Revista Gente, en el relato de los acontecimientos vividos, nos transmite una muy fiel impresión sobre los mismos: ... “Las agresiones subieron de tono. Eran irreproducibles. Las frases......Eran gritos de guerra. Era disfrutar, no ya del triunfo sino de la derrota del oponente. Era desear la muerte del rival.”..... “Así surgen las imágenes de la pesadilla. Y quienes la recordamos no queremos que se aclare más. Tenemos suficiente. Otra vez nos corre el sudor. Otra vez aparece el miedo que tuvimos aquel día los que creíamos que se festejaba la iniciación de una nueva etapa democrática para todos los argentinos”.

A partir del 26 de Mayo, cual “efecto dominó” originado en la dialéctica y la praxis del nefasto día anterior, una sucesión de actos ilegales de ocupación de establecimientos públicos de todos los niveles, aún aquellos puramente administrativos, toma de fábricas, establecimientos de enseñanza, dependencias del Poder Judicial, etc, ejecutados por grupos que portaban carteles con las consabidas consignas de las organizaciones armadas, cubrían a diario las noticias de los periódicos y de los noticieros de TV. El país era un caos. La población observaba azorada actos de vandalismo inéditos en la historia nacional.

Ante esta situación casi anárquica, Perón decidió apresurar su regreso al país para pacificarlo y encarrilarlo por la vía de la República y la democracia. El 20 de junio, un acto montado para recibirlo a su arribo a Ezeiza, convocó a una multitud nunca vista en actos políticos anteriores. Columnas provenientes de todos los puntos cardinales del país convergieron desde el día anterior hacia el Puente 12 de la Autopista a Ezeiza. Pero una trampa mortal – conocida por muy pocos - borraría con sangre el entusiasmo de la multitud esperanzada por el regreso de su líder. Es que los organizadores del acto, designados por Perón, a sabiendas de que las organizaciones guerrilleras de izquierda, tratarían de asesinar a su líder para acrecentar el caos y saltar definitivamente al Poder, habían tomado sus contramedidas para impedírselo a cualquier precio. Para ello, se armaron no sólo con armas cortas sino con armas largas también, disponiendo estratégicamente a sus tiradores, en coordinación con puestos de bloqueo de las columnas de la izquierda. Estas, a sabiendas de la situación que vivirían, se dispusieron a llegar a proximidades del palco, también a cualquier precio. Por supuesto, igualmente armados. Desde las dos de la mañana y hasta las dieciséis horas, fueron varios los enfrentamientos entre las facciones. Los resultados finales fueron más que elocuentes: más de cien muertos y muchos mas heridos, por supuesto, con silencio oficial por razones obvias. Era la manifestación política mayor de la historia argentina y un presagio de lo que luego ocurriría en el país.

Mientras los últimos enfrentamientos ocurrían, Perón avisado por el Vicepresidente Dr Solano Lima, modificaba su destino , aterrizando en el aeropuerto militar de Morón.. Allí le informaron la situación en detalle de lo que estaba ocurriendo.




Las palabras del caudillo, pronunciadas el 21 de junio, caerían como un balde de agua fría a quienes se enrolaban en la izquierda peronista (otrora: “juventud maravillosa”). Así decía públicamente: ...”Los peronistas tenemos que retornar a la conducción de nuestro Movimiento...” ...”Los que ingenuamente piensan que pueden copar nuestro movimiento o tomar el poder que el pueblo ha reconquistado, se equivocan”…….Perón comenzaba a definirse por “la Patria peronista”, para desazón de los constructores de “la Patria socialista” .

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Su exposición no busca polemizar ni agraviar , sino lograr la concordia a través de la verdad y la equidad en el tratamiento de los dramáticos sucesos vividos en la década del 70 que vienen siendo parcializados y distorsionados mediante una campaña de mentiras y desinformación interesada.