Sucesos de Rawson y Trelew
Antecedentes
A partir de los graves hechos ocurridos entre marzo y abril de 1972, se produjo una muy importante ola de detenciones, lo que produjo una retracción de la actividad terrorista. Muchos militantes y responsables de nivel de las OPMI cayeron en prisión. En su mayoría pertenecían al ERP y eran derivados al penal de Rawson. De esa manera se descubrieron nuevos caminos que permitieron ir desgranando la compleja trama de la red insurreccional subversiva que para ese entonces había alcanzado una dimensión muy importante. También debemos hacer conocer que con un trabajo preciso de inteligencia, a fines de agosto de 1971, la policía cordobesa, había irrumpido en una casa operativa deteniendo a Mario Roberto Santucho, a Enrique H. Gorriarán Merlo y a otros dos militantes más. Fueron severos golpes a las organizaciones terroristas subversivas que , no obstante, no quedaron desarticuladas.
Tanto fue así que el ERP, en una acción temeraria atacó a sangre y fuego el penal tucumano de Villa Urquiza, asesinó a seis guardiacárceles y rescató a trece guerrilleros terroristas cuya mayoría, con posterioridad volvió a prisión. Entre los que no fueron recapturados estaba José Benito Urteaga quien tomó la jefatura de la organización, en reemplazo del ya detenido Santucho.
A pesar de lo expuesto, el ERP resolvió mantener una imagen de buena capacidad operativa y de voluntad para continuar la lucha armada. Mantenían el proyecto terrorista hasta las últimas consecuencias y ejecutaban sus acciones sin solución de continuidad. Tan claro y definido era ese proceso que a través de los medios de comunicación vinculados con la insurgencia se sostenía que: “la sociedad tendrá que acostumbrarse a vivir con la violencia hasta que alcancemos la liberación...”.
Los Montoneros, ya dirigidos por Mario Eduardo Firmenich , resolvieron suspender transitoriamente sus acciones. Por su parte, las FAR, resolvieron romper el silencio y el 1° de mayo de 1972 un comando tomó el destacamento de la Prefectura Naval en Dock Sur, donde obtuvieron algunas armas y uniformes, creyendo así cumplir el objetivo deseado que era, hacer creer a la población que crecían en número de adherentes y militantes, pese a los reveses que continuamente soportaban por la acción de las fuerzas del orden público.
Manteniendo la idea de recuperar su libertad y dirigir personalmente el combate, durante la primera semana de abril de 1972, al día siguiente de reunirse en la cárcel de Villa Devoto de la Capital Federal con Aurelio Peccei, Presidente de FIAT ( Ver Boletín Nro 017 ), Mario Roberto Santucho fue trasladado a la cárcel de Rawson, en la provincia del Chubut .El líder del PRT-ERP , había logrado mantener un fluido contacto con Urteaga para trazar los grandes lineamientos de un ambicioso plan de fuga.
El plan de fuga
El plan de fuga denominado “Tomás” fue elaborado en el interior del penal por un llamado “Comité Militar Conjunto” encargado de apreciar, evaluar y aprobar todas las medidas que se concebían. Este grupo estuvo formado exclusivamente por el PRT-ERP y las FAR, dado que los miembros de Montoneros, si bien estuvieron de acuerdo con la operación, no aportaron logística ni combatientes por hallarse abocados a la recomposición de cuadros y reorganización interna.
Antecedentes
A partir de los graves hechos ocurridos entre marzo y abril de 1972, se produjo una muy importante ola de detenciones, lo que produjo una retracción de la actividad terrorista. Muchos militantes y responsables de nivel de las OPMI cayeron en prisión. En su mayoría pertenecían al ERP y eran derivados al penal de Rawson. De esa manera se descubrieron nuevos caminos que permitieron ir desgranando la compleja trama de la red insurreccional subversiva que para ese entonces había alcanzado una dimensión muy importante. También debemos hacer conocer que con un trabajo preciso de inteligencia, a fines de agosto de 1971, la policía cordobesa, había irrumpido en una casa operativa deteniendo a Mario Roberto Santucho, a Enrique H. Gorriarán Merlo y a otros dos militantes más. Fueron severos golpes a las organizaciones terroristas subversivas que , no obstante, no quedaron desarticuladas.
Tanto fue así que el ERP, en una acción temeraria atacó a sangre y fuego el penal tucumano de Villa Urquiza, asesinó a seis guardiacárceles y rescató a trece guerrilleros terroristas cuya mayoría, con posterioridad volvió a prisión. Entre los que no fueron recapturados estaba José Benito Urteaga quien tomó la jefatura de la organización, en reemplazo del ya detenido Santucho.
A pesar de lo expuesto, el ERP resolvió mantener una imagen de buena capacidad operativa y de voluntad para continuar la lucha armada. Mantenían el proyecto terrorista hasta las últimas consecuencias y ejecutaban sus acciones sin solución de continuidad. Tan claro y definido era ese proceso que a través de los medios de comunicación vinculados con la insurgencia se sostenía que: “la sociedad tendrá que acostumbrarse a vivir con la violencia hasta que alcancemos la liberación...”.
Los Montoneros, ya dirigidos por Mario Eduardo Firmenich , resolvieron suspender transitoriamente sus acciones. Por su parte, las FAR, resolvieron romper el silencio y el 1° de mayo de 1972 un comando tomó el destacamento de la Prefectura Naval en Dock Sur, donde obtuvieron algunas armas y uniformes, creyendo así cumplir el objetivo deseado que era, hacer creer a la población que crecían en número de adherentes y militantes, pese a los reveses que continuamente soportaban por la acción de las fuerzas del orden público.
Manteniendo la idea de recuperar su libertad y dirigir personalmente el combate, durante la primera semana de abril de 1972, al día siguiente de reunirse en la cárcel de Villa Devoto de la Capital Federal con Aurelio Peccei, Presidente de FIAT ( Ver Boletín Nro 017 ), Mario Roberto Santucho fue trasladado a la cárcel de Rawson, en la provincia del Chubut .El líder del PRT-ERP , había logrado mantener un fluido contacto con Urteaga para trazar los grandes lineamientos de un ambicioso plan de fuga.
El plan de fuga
El plan de fuga denominado “Tomás” fue elaborado en el interior del penal por un llamado “Comité Militar Conjunto” encargado de apreciar, evaluar y aprobar todas las medidas que se concebían. Este grupo estuvo formado exclusivamente por el PRT-ERP y las FAR, dado que los miembros de Montoneros, si bien estuvieron de acuerdo con la operación, no aportaron logística ni combatientes por hallarse abocados a la recomposición de cuadros y reorganización interna.
Se considera importante mencionar que según bibliografía consultada, algunos consideran a Marcos Osatinsky, fundador de las FAR, el iniciador del planeamiento de la fuga, lo cual es posible toda vez que Santucho arribó con posterioridad al penal de Rawson. El traslado al penal de Rawson se realizó por considerar a este lugar como una cárcel para detenidos de alta peligrosidad . Esta concepción estaba referida al delincuente/ criminal común, penados por hechos graves y gravísimos, que se encontraban allí alojados. Pero desde ningún punto de vista esta calificación incorporaba a aquellos que revestían las condiciones ideológico-políticas que tenía el importante conjunto de los recientemente trasladados.
Dentro del plan desarrollado tuvo una especial tarea el grupo de apoyo externo que mantuvo contactos con los que se encontraban en prisión, mediante un sucesivo logro de beneficios que, por medio de los abogados patrocinantes, obtenían del entonces Juez Federal en la capital provincial Dr. Alejandro Godoy y de su secretario de juzgado Dr. Tomás Maza. Dentro de las prerrogativas obtenidas, la fundamental fue el logro de permitir el acceso de bultos y envíos del exterior, sin inspección previa. El mencionado Dr. Maza era hermano de Emilio “el gordo” Maza partícipe del secuestro y asesinato del Gral Aramburu, muerto en 1970 en el enfrentamiento con las fuerzas policiales, en oportunidad del intento de copamiento de la localidad de La Calera en la provincia de Córdoba, por parte de la OPMI Montoneros.
Los involucrados ajustaron detalles durante algo menos de cinco meses. El centro neurálgico de las actividades externas fue la ciudad de Bahía Blanca para concentrar material, personal e información. Como tareas principales desarrolladas por un núcleo exterior de apoyo, cuyo número alcanzó dentro de los varios escalones que lo conformaron, un total de doscientos cuatro subversivos. Estos robaron los vehículos que serían utilizados, designaron quienes los manejarían, seleccionaron y facilitaron el armamento a utilizar dentro y fuera del penal y concibieron varias opciones y alternativas para la ejecución de la fuga.
Las fechas fueron variando con el tiempo y el día 13 de agosto realizaron la última de las reuniones en el principal hotel de la ciudad mencionada.
Todo este conjunto de individuos actuaron de varias maneras y en forma no simultánea. En la zona de Rawson y Trelew adoptaron diversas coberturas manteniendo casas operativas. Varias de las células carecían de contactos entre sí.
No puede dejarse de lado que uno de los componentes principales del plan de fuga se basó en aprovechar el endémico proceso de crisis que registraba el sistema carcelario argentino, tanto en su estructura edilicia como en la sobrepoblación, lo que afectaba definitivamente la seguridad interior y la contrainteligencia. El escaso personal penitenciario era permanentemente intimidado y dominado sicológicamente con amenazas personales y a sus familias, consecuentemente, demostró que carecía de la preparación necesaria para trabajar con un nuevo tipo de delincuente de alta capacidad intelectual y con motivaciones que iban más allá de recuperar su libertad.
La fuga y los hechos de Trelew
El día 15 de agosto de 1972, a las dieciocho horas quedaron copados varios lugares estratégicos del penal y numerosos guardiacárceles fueron hechos prisioneros. Un primer grupo compuesto por los principales cabecillas de las organizaciones terroristas, avanzaron decididamente para su evasión, para lo cual asesinaron a Juan Valenzuela, miembro subalterno del servicio penitenciario y escaparon en un automóvil que los esperaba en el exterior de la cárcel. En este vehículo, un total de seis evadidos y el conductor alcanzaron a abordar un avión de línea que previamente había sido copado por tres miembros del grupo de apoyo externo. Un segundo grupo que no pudo desplazarse oportunamente al aeropuerto en los medios propios previstos, lo hace en varios taxis, llegando tarde. Cuando arriban, ya el avión se encontraba en la cabecera de pista y dispuesto a decolar, cosa que realizó con destino inicial Puerto Montt, en Chile.
Este grupo de diecinueve terroristas quedó en el aeropuerto y luego de varios intentos de actuar por las armas, fue reducido y trasladado a la Base Aeronaval “Almirante Zar” donde fue alojados en los calabozos de la mencionada Base, en la localidad de Trelew. Esta decisión fue tomada por la imposibilidad de reintegrarlos al penal de Rawson, ya que éste se encontraba en poder del resto de los subversivos que no habían podido evadirse.
La ubicación de los detenidos en los calabozos de la Base y la demora en restituirlos a la cárcel de Rawson, u otro establecimiento carcelario apto, fue ratificado por el Juez miembro de la Cámara Federal en lo Penal Dr. Jorge Quiroga (luego asesinado por el “ERP 22 de Agosto”) quien se había hecho presente, toda vez que se hallaba investigando todos los acontecimientos ocurridos desde el día 15 anterior para deslindar las responsabilidades en la fuga y el asesinato del guardiacárcel Valenzuela.
La noche del 15 de agosto y los días subsiguientes, fueron de tensión permanente para todo el personal involucrado en la custodia de tan peligrosos detenidos. Las inspecciones eran constantes y continuas.
La característica de la zona en la que se encontraban ubicados los edificios en construcción, presentaba el típico lugar desierto y aislado de la zona patagónica. Dentro de las hipótesis planteadas no se descartó la posibilidad de ser objeto de un golpe de mano proveniente del remanente del equipo de apoyo externo a la fuga, que aún se apreciaba numeroso y con adecuada disponibilidad de armamento
La incomunicación dispuesta por el Juez, era de relativo cumplimiento por las características propias de un lugar tan inadecuado para su detención. La noche del 22 de agosto y en oportunidad de una inspección, uno de los detenidos se abalanzó sobre el Oficial que recorría los pasillos y luego de derribarlo, le arrebató el arma comenzando a disparar, lo que fue respondido de inmediato por el resto del personal de custodia, dejando un saldo de dieciséis muertos y tres heridos que fueron trasladados de inmediato, por vía aérea, al Hospital de la Base Naval de Puerto Belgrano. Luego de las atenciones médicas recibidas y de las intervenciones quirúrgicas practicadas, se logró salvarles la vida.
Inicialmente, de las declaraciones de los tres sobrevivientes se pudo constatar la forma en que realmente ocurrieron los hechos, pero posteriormente, asesorados e inducidos por el escritor y oficial montonero perteneciente al sector Inteligencia Rodolfo Walsh, a partir de su libertad el 25 de mayo de 1973, las alteraron en el sentido que el mencionado terrorista y los abogados les indicaron, para con ello, montar una campaña nacional e internacional de desprestigio sobre las fuerzas armadas y el gobierno de facto del Tte Grl Lanusse por vulnerar los derechos humanos, a pesar que éste había creado la Cámara Federal en lo Penal y se habían reprimido todas las acciones terroristas, incluidos los asesinatos, de acuerdo a las leyes pertinentes.( ver Boletín Nro 015 ).
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