Resonantes crímenes terroristas
Desde los primeros días del mes de enero del año que nos ocupa, se produjeron asesinatos, asaltos, secuestros extorsivos y atentados de todo tipo por parte de las bandas terroristas subversivas, con la finalidad de mantener su presencia activa en el violento escenario cotidiano. Los enfrentamientos, allanamientos y la obtención de la más variada documentación facilitó la captura de los más importantes miembros de las organizaciones terroristas insurreccionales que operaron en el país. No obstante, la audacia y el deseo extremo de hacer notar su presencia, produjo hechos por demás impactantes y significativos para la época.
El asesinato del Dr. Roberto Mario Uzal.
El día 18 de marzo de 1972, siendo aproximadamente las 19.45 horas, una mujer joven tocó timbre en el domicilio particular del Dr. Roberto Mario Uzal. Fue atendida por la esposa a quien mencionó que venía de parte de un amigo de la familia y consiguió entrar. De inmediato facilitó el acceso a otros tres hombres armados. Al comenzar a gritar la señora del dirigente, éste tomó un arma y se enfrentó con el grupo armado quienes dijeron pertenecer a Montoneros. De inmediato se produjo un intenso tiroteo cayendo gravemente herido el dueño de casa, mientras que los atacantes, luego de pintar la casa con consignas, se dieron a la fuga, llevándose consigo a uno de ellos, herido. El Dr. Uzal fue internado e intervenido quirúrgicamente en la clínica de Olivos, donde falleció el día 20 de marzo, dos días después. La víctima tenía 57 años de edad. Había sido diputado por el Partido Demócrata y era miembro de la junta Promotora Provincial del partido Nueva Fuerza.
El secuestro y asesinato del Dr Oberdan G. Sallustro.
Poco antes del mediodía del 21 de marzo de 1972, en la localidad de Martínez, el automóvil en que viajaba el Dr. Oberdan G. Sallustro director general de la Empresa FIAT Concord y reconocido por las actividades benéficas que desarrollaba, fue interceptado por varios vehículos y una camioneta Dodge se cruzó en su camino. De ellos descendieron una docena de personas, hirieron de un disparo a su chofer y a viva fuerza, introdujeron al industrial en la parte trasera de la camioneta, huyendo del lugar. El chofer, herido como se encontraba, informó lo sucedido. El autotitulado Ejército Revolucionario del Pueblo, ERP, hizo llegar a la FIAT un comunicado donde hacía una serie de peticiones a cambio de la vida del secuestrado. Esto, motivó la preocupación extrema del gobierno argentino, del mundo de las finanzas, la economía y la diplomacia, como así también del gobierno de Italia y el Vaticano.
La operación terrorista había sido conducida por Osvaldo Debenedetti y José “Joe” Baxter. Mediante otro comunicado, los terroristas responsabilizaban al secuestrado de generar problemas sociales entre el personal del complejo empresario industrial que presidía. Sin embargo, más de ocho mil empleados y obreros que trabajaban en la FIAT firmaron una declaración solicitando la libertad de Sallustro. A ella se le sumaron toda clase de instituciones que concluyeron en reclamar su inmediata liberación. A las 48 horas se conoció un tercer comunicado de los secuestradores y una emotiva carta del damnificado a su familia. El día 22 de marzo llegó a Buenos Aires el presidente del directorio de la FIAT en Europa, Dr.Aurelio Peccei expresando que la empresa haría todo lo posible para lograr un final feliz. Peccei tomó contacto con el gobierno y el propio Lanusse intervino directamente en el problema. Con anterioridad, el embajador de Italia en el país se había entrevistado con el Dr. Mor Roig mientras el cardenal Caggiano lo hacía con la familia. El presidente italiano Giovani Leone habló directamente con el presidente Gral Lanusse quien ya había expresado que no negociaría con los delincuentes.
Desde los primeros días del mes de enero del año que nos ocupa, se produjeron asesinatos, asaltos, secuestros extorsivos y atentados de todo tipo por parte de las bandas terroristas subversivas, con la finalidad de mantener su presencia activa en el violento escenario cotidiano. Los enfrentamientos, allanamientos y la obtención de la más variada documentación facilitó la captura de los más importantes miembros de las organizaciones terroristas insurreccionales que operaron en el país. No obstante, la audacia y el deseo extremo de hacer notar su presencia, produjo hechos por demás impactantes y significativos para la época.
El asesinato del Dr. Roberto Mario Uzal.
El día 18 de marzo de 1972, siendo aproximadamente las 19.45 horas, una mujer joven tocó timbre en el domicilio particular del Dr. Roberto Mario Uzal. Fue atendida por la esposa a quien mencionó que venía de parte de un amigo de la familia y consiguió entrar. De inmediato facilitó el acceso a otros tres hombres armados. Al comenzar a gritar la señora del dirigente, éste tomó un arma y se enfrentó con el grupo armado quienes dijeron pertenecer a Montoneros. De inmediato se produjo un intenso tiroteo cayendo gravemente herido el dueño de casa, mientras que los atacantes, luego de pintar la casa con consignas, se dieron a la fuga, llevándose consigo a uno de ellos, herido. El Dr. Uzal fue internado e intervenido quirúrgicamente en la clínica de Olivos, donde falleció el día 20 de marzo, dos días después. La víctima tenía 57 años de edad. Había sido diputado por el Partido Demócrata y era miembro de la junta Promotora Provincial del partido Nueva Fuerza.
El secuestro y asesinato del Dr Oberdan G. Sallustro.
Poco antes del mediodía del 21 de marzo de 1972, en la localidad de Martínez, el automóvil en que viajaba el Dr. Oberdan G. Sallustro director general de la Empresa FIAT Concord y reconocido por las actividades benéficas que desarrollaba, fue interceptado por varios vehículos y una camioneta Dodge se cruzó en su camino. De ellos descendieron una docena de personas, hirieron de un disparo a su chofer y a viva fuerza, introdujeron al industrial en la parte trasera de la camioneta, huyendo del lugar. El chofer, herido como se encontraba, informó lo sucedido. El autotitulado Ejército Revolucionario del Pueblo, ERP, hizo llegar a la FIAT un comunicado donde hacía una serie de peticiones a cambio de la vida del secuestrado. Esto, motivó la preocupación extrema del gobierno argentino, del mundo de las finanzas, la economía y la diplomacia, como así también del gobierno de Italia y el Vaticano.
La operación terrorista había sido conducida por Osvaldo Debenedetti y José “Joe” Baxter. Mediante otro comunicado, los terroristas responsabilizaban al secuestrado de generar problemas sociales entre el personal del complejo empresario industrial que presidía. Sin embargo, más de ocho mil empleados y obreros que trabajaban en la FIAT firmaron una declaración solicitando la libertad de Sallustro. A ella se le sumaron toda clase de instituciones que concluyeron en reclamar su inmediata liberación. A las 48 horas se conoció un tercer comunicado de los secuestradores y una emotiva carta del damnificado a su familia. El día 22 de marzo llegó a Buenos Aires el presidente del directorio de la FIAT en Europa, Dr.Aurelio Peccei expresando que la empresa haría todo lo posible para lograr un final feliz. Peccei tomó contacto con el gobierno y el propio Lanusse intervino directamente en el problema. Con anterioridad, el embajador de Italia en el país se había entrevistado con el Dr. Mor Roig mientras el cardenal Caggiano lo hacía con la familia. El presidente italiano Giovani Leone habló directamente con el presidente Gral Lanusse quien ya había expresado que no negociaría con los delincuentes.
El 24 el ERP difundió el comunicado Nro 4, en donde lo condenaba a muerte, aunque a continuación enumeraba una siete condiciones a cumplir para que “la pena de muerte” no se hiciera efectiva. Dos días después, el Papa Paulo VI decía ...”que estaba esperanzado en que la vida del ejecutivo de FIAT, Oberdan Sallustro, fuera respetada por sus secuestradores en Buenos Aires”.
El 27 de marzo, el ERP dió otro plazo de 24 horas, insistiendo en el planteo inicial para “conmutar la pena de muerte” ya dictada por ellos, (muchos de estos puntos de competencia directa de la FIAT). El mismo lunes 27 la Policía Federal solicitó la captura de cuatro importantes miembros de ERP, como demostración de que se encontraban sobre la pista de los captores y éstos prolongaron 24 horas más el plazo que habían acordado. El 30 de marzo, se suministraron fotografías y se dieron a publicidad los nombres de otros presuntos implicados, todos fugados de la cárcel de Tucumán en 1971.
El domingo 2 de abril el presidente Lanusse le informó a la prensa que se habían identificado a los autores del secuestro, que había una docena de detenidos y que se había determinado y allanado una casa operativa de los terroristas donde había estado oculto el empresario secuestrado. El lunes 10, se ubicó y allanó un departamento en la zona de Mataderos lográndose la detención de tres mujeres y cuatro hombres, uno de los cuales era Osvaldo Debenedetti, joven subversivo que disponía de un frondoso prontuario como terrorista.
Continuaron negociaciones secretas, siendo la más importante de ellas la reunión de Aurelio Peccei con Santucho (preso) en las oficinas del director del Penal de Devoto. Todo fue en el más absoluto secreto. Habían estado presentes, abogados de especial vinculación en la defensa de los terroristas guerrilleros.
Las acciones desarrolladas por la Policía Federal y otros organismos de seguridad se aceleraron y el día 10 de abril arribaron a una presunta casa operativa del ERP en la calle Castañares, próxima a Villa Lugano. La comisión policial fue recibida con una lluvia de disparos los que fueron respondidos, siendo herido en esa oportunidad un Oficial Inspector de la P.F.A. Los delincuentes terroristas huyeron por los fondos . La sorpresa mayúscula fue que al entrar a la casa, la comisión policial se encontró con el cadáver del Dr. Sallustro con varios disparos. Había sido ultimado hacía unos instantes por Mario Klachko quien, antes de escapar con su mujer Guiomar Schmitd a la que detuvieron, le disparó un tiro en el estómago, otro en el pecho y un tercero en la cabeza. Luego se supo que intervinieron de manera directa en este secuestro seguido de muerte, unos quince terroristas guerrilleros , todos individualizados.
Todos los que participaron en este asesinato fueron amnistiados el 25 de mayo de 1973 por el gobierno de Héctor Cámpora, sin exigencias de ningún tipo.
Posteriormente, en el Hospital Italiano de la Capital Federal se erigió un busto del Dr Oberdan Sallustro en reconocimiento a su generoso aporte – en vida- al mantenimiento y equipamiento del mismo.
Asesinato del Comandante del Segundo Cuerpo de Ejército, General de División Juan Carlos Sánchez.
El mismo día 10 de abril de 1972, en la ciudad de Rosario, en una acción terrorista conjunta del ERP y las FAR asesinaron al Comandante del Segundo Cuerpo de Ejército, General de División, Juan Carlos Sánchez. Cuando, en horas de la mañana, se dirigía a la sede de su comando como lo hacía habitualmente, con algunas variantes en su recorrido. El vehículo transitaba por la calle Alvear conducido por un suboficial y al llegar a la calle Córdoba fue abordado por un automóvil Peugeot, mientras que otro móvil se cruzaba en su frente, lo que obligó al vehículo que transportaba al general a disminuir la velocidad. Del automóvil agresor (Peugeot) con su techo corredizo abierto, apareció un individuo armado con un fusil automático liviano (FAL) que disparó una ráfaga contra el general Sánchez que, alcanzado por varios disparos en la espalda, cayó tendido en la parte trasera del vehículo, falleciendo en el acto. El conductor, Juan Barreneche fue herido de gravedad.
Los disparos efectuados por los elementos terroristas alcanzaron también a la Sra. Dora Cucco de Ayala que atendía un puesto de ventas de diarios y revistas en la esquina donde se produjo el asesinato del General Sánchez. , quien falleció días después como consecuencia de las heridas recibidas.
Las organizaciones terroristas mencionadas precedentemente dejaron un comunicado en el monumento a la Bandera, adjudicándose el asesinato del General Sánchez. Que también publicaron en el órgano de prensa del ERP : “Estrella Roja Nro 12”.
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