El ERP ataca a 2 Unidades Militares.
Para mediados de 1974 el ERP lograba un creciente reclutamiento de militantes que le permitía ampliar y consolidar sus estructuras combativas. Luego de dos intentos previos frustrados en 1972 y1973, había logrado establecer y afirmar un foco rural en la provincia de Tucumán que afectaba a los departamentos de Famaillá y Monteros. De esta manera Santucho plasmaba esa idea obsesiva de emular a los revolucionarios cubanos y tal realización lo impulsó a anunciar públicamente el lanzamiento del foco tucumano en su revista “El Combatiente”del mes de junio de ese año (ejemplar Nro104).
Tal desarrollo militar exigía imperiosamente la provisión de armamento para sus combatientes. Armamento que el ERP no había podido obtener en los anteriores ataques al Comando de Sanidad (6 de Septiembre 1973) ni a la Guarnición Militar de Azul (19 de Enero 1974), por tal razón y con aquel objetivo, la dirigencia subversiva decidió la audaz operación, prácticamente simultánea, de copamiento de la Fábrica Militar de Pólvora y Explosivos de Villa María (Córdoba) y del Regimiento de Infantería Aerotransportada 17(Catamarca).
Asalto a la fábrica de Villa María
Esta operación se inició alrededor de las once de la noche del sábado 10 de agosto con la toma de un motel distante a sólo 1km. de la fábrica y fue realizada por elementos de la Cía. “Decididos de Córdoba”, comandada por Juan C.Ledesma hoy desaparecido (1), que a esa fecha contaba con 100 efectivos.
A esa hora varias parejas del ERP, alojadas con anterioridad como clientes normales, salieron en forma sincronizada de sus habitaciones y redujeron sin oposición a los ocupantes y al personal del hotel alojamiento confinándolos en uno de los cuartos. Acto seguido recibieron apoyo externo en personal, armamento y uniformes y constituyeron allí su puesto de mando. Pero un contratiempo alteró la sorpresa con que contaban los insurgentes: una pareja arribada después de los hechos descriptos notó algo raro y decidió retirarse rápidamente. Los terroristas intentaron detenerla y abrieron fuego sobre el auto que escapó y dio aviso a la policía local.
Poco más tarde la patrulla policial destacada inició una aproximación en abanico en la creencia que tenía que habérselas con delincuentes comunes. Desde el interior fueron batidos con fuego de ametralladoras y se originó un tiroteo nutrido que provocó la muerte del cabo 1° Marcelino Cuello e hirió de gravedad a un subcomisario y tres agentes. Mientras un suboficial requería refuerzos, el grupo terrorista abandonó el motel llevando consigo una cantidad desconocida de heridos o muertos
En ese momento se ignoraba el objetivo que perseguían los subversivos pero la población vivía una vigilia expectante alarmada por la cantidad de detonaciones cruzadas en el primer enfrentamiento.
En forma simultánea, otro contingente del ERP cercano a 60 hombres penetró en terrenos de la fábrica a través de un corte en la alambrada perimetral practicado por el soldado Mario E. Pettigiani, hoy desaparecido (1), que actuó como entregador y también redujo a dos centinelas, a uno de los cuales hirió gravemente a tiros. A partir de ese momento se entabló combate y la guardia fue sobrepasada. Por tratarse de un fin de semana sólo un reducido grupo de personal militar estaba presente, pese a lo cual ofreció una resistencia inesperada mediante pequeños focos aislados.
El enfrentamiento duró dos horas y fue favorable a los terroristas que lograron ocupar varias dependencias (guardia, arsenal, casino) caracterizándose por las actitudes de ensañamiento que protagonizaron los insurgentes contra los militares heridos. Los atacantes pudieron cargar un camión con considerable cantidad de FAL, pistolas, granadas, municiones, uniformes y pertrechos varios, que partió velozmente una vez consumado el cuantioso robo.
Hubo un intento de secuestro o asesinato del jefe del establecimiento, teniente coronel Jorge Guardone, que resultó frustrado por la decidida oposición armada que presentaron éste y su esposa desde su casa.
Pasada la medianoche los terroristas sorprendieron y apresaron al subdirector de la fábrica, mayor Ingeniero Químico Argentino del Valle Larrabure y al capitán Roberto García, los que fueron llevados como rehenes para cubrir la fuga, que realizaron en diversos autos pertenecientes a personal militar. Dejaron en el terreno a tres muertos y un herido; en tanto el Ejército tuvo seis heridos, dos de ellos gravísimos.
A mediodía fue localizado el capitán García en el interior de una ambulancia abandonada en la ciudad de Córdoba. Estaba gravemente herido y presentaba muestras evidentes de haber sido torturado como consecuencia de haber intentado escapar, empero salvó su vida.
En cuanto al mayor Larrabure, permaneció secuestrado en condiciones infrahumanas por más de un año, sufrió torturas físicas y psíquicas por negarse a colaborar con el ERP en la fabricación de explosivos y finalmente fue ahorcado. Su cuerpo, anormalmente deteriorado, apareció envuelto en una bolsa plástica y abandonado en un terreno baldío. Las tres misivas que le permitieron escribir a su esposa e hijitos durante el largo cautiverio y sus anotaciones, encontradas al allanar la “cárcel del pueblo” donde estuvo recluido, revelan rasgos de carácter admirables: inquebrantable fe en Dios, supremo amor a la Patria y absoluta entrega a su Ejército.
Intento de asalto al Regimiento de Infantería Aerotransportada 17
El domingo 11 de agosto, a escasas horas del copamiento de Villa María, dos ciclistas que transitaban por un camino lateral a la ruta nacional 62 a la altura de Los Polcos, en la provincia de Catamarca, observaron la presencia de un ómnibus con las luces apagadas dentro del cual numerosas personas se estaban cambiando de ropa. Minutos después hicieron la denuncia en la policía local y ésta a la Central Provincial, la que a su vez alertó al Regimiento ubicado 10 km. al norte de la capital, en consideración a que desde el lugar denunciado y a través de la Quebrada de Moreira se podía acceder a los fondos del cuartel.
Seguidamente la policía destacó dos móviles que al arribar a la zona localizaron al ómnibus sospechoso. Tras la voz de alto y pedido de reconocimiento comenzó un tiroteo intenso que superó a la patrulla policial, cuyos integrantes resultaron heridos en su totalidad. Uno de los agentes logró pedir refuerzos antes de ser reducido al igual que tres de sus compañeros, los dos restantes simularon estar muertos y quedaron abandonados en el terreno. Dos miembros del ERP abatidos fueron llevados en el repliegue, mientras que un tercero gravemente herido fue trasladado a un rancho cercano para ser atendido. Los supuestos policías muertos escucharon claramente los dichos de sus atacantes cuando expresaban que ese encuentro ( por un aviso casual) había frustrado su objetivo principal: el ataque al Regimiento 17.
Los terroristas partieron en los dos móviles policiales llevando como rehenes a los cuatro policías heridos, a los que abandonaron en uno de los vehículos cuando se sintieron a salvo. En su fuga hacia Tucumán asaltaron tres puestos policiales ubicados en puntos intermedios y más tarde abandonaron al patrullero en Famaillá, donde diferentes testigos avistaron a varias personas ataviadas militarmente internándose en la zona montañosa donde meses atrás se había detectado un campamento extremista.
A primera hora del 12 de agosto un grupo de élite de la Policía Federal arribado el día anterior, conjuntamente con efectivos del Regimiento 17 y de la policia provincial, iniciaron un rastrillaje que contó con apoyo aéreo y grupos especiales de búsqueda (perros). El grupo operativo contó asimismo con el invalorable apoyo de la población que regularmente suministraba datos sobre presencia o movimientos de los extremistas.
Alrededor de las 9 horas, en cercanías del paraje Paso Hualco, se produjo un enfrentamiento que duró varias horas y dejó el luctuoso saldo de dieciséis miembros del ERP muertos, al igual que el agente Ramón Acevedo. Además el contingente del Regimiento de Infantería 17 y la policía provincial tuvo heridos de diversa gravedad.
El fallido ataque al RI 17 contó con la participación de no menos de sesenta guerrilleros provenientes de Tucumán divididos en dos grupos de treinta efectivos cada uno, El primero, comandado por Hugo Irurzun (2), logró evadirse y regresar al monte tucumano; el restante, a cargo de Antonio del Carmen Fernández, resultó desbaratado, ya que a las bajas indicadas antes se sumó la detención de catorce guerrilleros durante el rastrillaje.
Un mes más tarde (11 sept.74) el plenario del PRT-ERP aprobó en forma unánime las proposiciones de Santucho de incrementar el foco rural de Tucumán, como asimismo la iniciación de represalias (asesinatos de oficiales del Ejército) como respuesta al desastre sufrido en Catamarca. Con ese propósito entre el 25 de septiembre y el 1° de diciembre de 1974 el ERP cometió y reivindicó los asesinatos de: coronel Jorge O. Grassi, teniente 1ro Luis R. Brzic, capitán Miguel A. Paiva, mayor Jaime Gimeno, teniente. Juan C. Gambandé, teniente coronel José F.Gardón, mayor Néstor H. López, teniente1ro Roberto E. Carbajo, teniente coronel. Jorge R. Ibarzábal (secuestrado en Azul) y capitán Humberto A. Viola . En el último caso fue asesinada también la hijita del capitán Viola, María Cristina, de sólo tres años.
Fue tan intensa la conmoción y repulsa de la sociedad por este crimen, que el ERP reconoció haber cometido “un error” e informó que suspendería temporalmente las represalias. Tal expresión de intenciones fue desmentida por los hechos meses más tarde con el alevoso asesinato del mayor Larrabure al que nos referimos antes.
(1) Anexo 1 del informe de la CONADEP ( Comisión Nacional sobre la desaparición de personas)
(2) Intervino en el ataque del Batallón de Arsenales 601 (23 de diciembre de 1975). Muerto en Paraguay en enero de1981 cuando escapaba de su participación en el asesinato de Anastasio Somoza junto con Gorriarán Merlo.
FIN DEL BOLETIN Nro 27.
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